Han sido días que en retrospectiva veremos como
históricos. Movilizaciones masivas, indignación generalizada por años de
indiferencia y una violencia que ha diezmado vidas, familias, comunidades.
Estos días, en medio del caos y la desesperanza, también se dilucida un deseo
de transformación, de justicia y de construcción de un país donde todas y todos
tengamos voz y podamos alcanzar nuestros sueños.
Es en medio de este ambiente, sumergidos en arengas,
explosiones, gritos y cacerolas, que algunos de nosotros estamos en nuestras
aulas, con nuestros estudiantes. Ya no en las 4 paredes adornadas con horarios
de clase y carteleras de cumpleaños sino en un espacio de dos dimensiones,
muchas veces lleno de cuadraditos negros que de vez en cuando emiten una risa, un
comentario iluminador, un “hola” y “chao” que le dan sentido a nuestro día.
Otros intercambiamos mensajes de WhatsApp, cuando no tenemos la oportunidad
sincrónica, que nos dejan saber que al otro lado de esa comunicación
entrecortada está una de las personas por quienes decidimos educar y construir
país. Aún quienes no estamos en salones de clase recordamos esos momentos en
los que supimos que educar es el camino gracias a un estudiante que dejó una
marca indeleble de esperanza en nuestro corazón.
Educar en tiempos de incertidumbre y de violencia no
es fácil. Mantenernos fuertes con el miedo en nuestro vientre, cuesta. Pero
todas y todos en este movimiento hemos tenido el privilegio de haber mirado la
esperanza a los ojos, de haberla escuchado y palpado en las voces, palabras y
sueños de nuestros estudiantes. Es por esto que hoy les queremos hacer dos
invitaciones. La primera es que sepan que somos movimiento. Así cada vez que
pensemos ¿qué puedo hacer yo?, nos invito a preguntarnos ¿qué podemos
hacer nosotros?
Por otro lado, los invitamos a ser líderes con L de
luz: practiquen la empatía, el amor y la solidaridad en sus entornos más
cercanos y recuerden, como dijo Viktor Frankl, que la última de las libertades
humanas es escoger quiénes queremos ser en las circunstancias que enfrentamos.
De eso nunca podrán despojarnos.
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